La Calificación Energética de Viviendas (CEV) es una herramienta clave desarrollada por el Gobierno de Chile que ofrece información esencial sobre el desempeño energético de una propiedad. Esta herramienta permite a los usuarios, ya sean futuros propietarios, arrendatarios o constructores, tomar decisiones informadas, ya que visibiliza aspectos cruciales como el ahorro potencial en calefacción, enfriamiento, iluminación y agua caliente sanitaria.
Utiliza un sistema de etiquetado similar al de los electrodomésticos, con letras y colores que van desde la A+ (la calificación más eficiente) hasta la G (la menos eficiente). Optar por una vivienda con una buena calificación CEV asegura un mayor confort, una significativa reducción de costos operacionales y demuestra un claro compromiso con la sustentabilidad ambiental.
Hasta recientemente, obtener la Calificación Energética de Viviendas (CEV) ha sido un proceso voluntario, pero a partir del 5 de octubre de 2025, la CEV ya es obligatoria para todas aquellas viviendas nuevas cuyos permisos de edificación o anteproyectos sean ingresados desde esa fecha.
Este mandato legal está establecido en el artículo tercero transitorio de la Ley N° 21.305 sobre Eficiencia Energética, y su aplicación fue formalizada mediante el Decreto N° 5, publicado en octubre de 2024, que confirió un periodo de transición de un año.
¿Qué significa esto en la práctica para el sector? Significa que la eficiencia energética se integra como un estándar obligatorio en la construcción habitacional en Chile, representando un hito en la política energética nacional. Específicamente, los proyectos deberán obtener la CEV para poder acceder a la recepción definitiva de obras ante la Dirección de Obras Municipales.
La obligatoriedad aplica directamente a las empresas constructoras, empresas inmobiliarias y el SERVIU (Servicios de Vivienda y Urbanización). Estos actores tienen la obligación explícita de entregar la etiqueta oficial de Calificación Energética al comprador o beneficiario durante la venta o entrega de toda vivienda nueva (casa o departamento) construida por estas entidades formales. Dicha calificación debe formar parte de la carpeta del proyecto habitacional, el material de venta y toda la información entregada al usuario final.
La etiqueta de la CEV proporciona información resumida y de fácil entendimiento sobre el desempeño energético del inmueble. Los tres indicadores clave son:
Para lograr una calificación óptima, las empresas constructoras e inmobiliarias deben aprovechar estratégicamente el proceso de Precalificación Energética, que se realiza durante la etapa de diseño del proyecto. La precalificación tiene un valor informativo, orientador y técnico, y permite identificar oportunidades de mejora antes de la construcción.
El Informe de Precalificación sirve como una proyección de la calificación final y es un medio válido para acreditar el cumplimiento del reglamento térmico vigente, lo cual es obligatorio para obtener el permiso de obra. Durante esta fase, el enfoque debe estar en:
Realizar esta optimización temprana resulta en beneficios directos para el proyecto: se asegura el cumplimiento normativo anticipado, se incrementa el confort térmico y habitabilidad para los ocupantes, y la obtención de una buena letra (A o A+) agrega un atributo diferenciador, aumentando el valor comercial de la vivienda. Además, una alta calificación puede abrir la puerta a incentivos financieros como créditos hipotecarios verdes.
Fuente: Calificaciónenergetica.cl
Para facilitar la comprensión de los resultados de la Calificación Energética de una vivienda, se utilizan diversos documentos y elementos que permiten interpretar de manera clara y práctica la información obtenida.
Según la Ley 21.305 sobre Eficiencia Energética:
Obligatoria para:
¿Cuándo es obligatoria?
En toda entrega o venta de una vivienda nueva, construida por alguno de los actores mencionados.
¿Qué viviendas deben tener CEV?
Esta calificación debe incluirse en:
No aplica obligatoriamente a:
La obligatoriedad de la Calificación Energética de Viviendas a partir de octubre de 2025 transforma la eficiencia energética de una opción deseable a un requisito ineludible en el sector de la construcción chilena. Esta nueva norma impulsa al mercado a invertir en diseño inteligente y en mejores soluciones constructivas desde la fase inicial de precalificación. Al tomar medidas estratégicas ahora, las empresas no solo garantizan el cumplimiento de la ley y evitan rechazos en la recepción municipal, sino que también ofrecen un producto superior: hogares más confortables, con menores costos operativos a largo plazo y un valor de mercado significativamente mayor.
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