La industria de la construcción es responsable de aproximadamente el 40% de las emisiones globales de CO₂, y el hormigón tradicional representa uno de los materiales con mayor impacto ambiental por su elevado consumo de recursos durante su proceso de fabricación.
Un factor clave en esta etapa, es la producción del clinker, que implica calentar piedra caliza y otros minerales a temperaturas superiores a los 1.250°C. Este proceso requiere una enorme cantidad de energía normalmente proveniente en su mayoría de combustibles fósiles como el carbón y el gas natural. Además se estima que se libere aproximadamente una tonelada de CO₂ por cada tonelada de cemento producida.
Para hacer frente a este desafío, el sector está adoptando soluciones más sostenibles basadas en principios de economía circular y descarbonización. Una de estas soluciones es el hormigón popularmente llamado verde, o mejor dicho, de bajas emisiones, una alternativa que reduce significativamente su impacto ambiental sin comprometer su rendimiento estructural.
¿Qué es el hormigón verde?
En el proceso de fabricación del cemento, el clinker es el componente que aporta resistencia al material final. En el caso del CEM I, su composición incluye entre un 95% y un 100% de clinker, lo que se traduce en un alto impacto ambiental debido a las emisiones generadas en su producción. Por esta razón, los fabricantes de hormigón están trabajando activamente en reducir el porcentaje de clinker sin comprometer las prestaciones técnicas del producto.
Actualmente, en España se utiliza de forma generalizada el CEM II, una tipología de cemento que contiene una menor proporción de clinker, lo que ayuda a disminuir su huella de carbono. No obstante, el CEM I sigue siendo la opción predominante en elementos prefabricados de hormigón, donde se requiere una resistencia estructural elevada.
El hormigón verde se compone de los siguientes materiales:
- Cenizas volantes, residuo de la combustión del carbón
- Escorias de alto horno, subproducto de la industria siderúrgica
- Geopolímeros, materiales que reducen la necesidad de cemento
- Agregados reciclados, procedentes de la demolición de estructuras
- Nanotecnología aplicada, para mejorar resistencia y durabilidad

Al reutilizar subproductos de otras industrias, el hormigón de bajas emisiones reduce la generación de residuos, ahorra energía y protege los recursos naturales, alineándose con los objetivos de la construcción sostenible. De hecho, algunos tipos de "hormigones verdes" pueden tener una huella de carbono hasta un 90% menor que la del cemento tradicional, convirtiéndose en una alternativa clave para la descarbonización del sector.
Beneficios del hormigón de bajas emisiones en la construcción sostenible
El uso del hormigón de bajas emisiones ofrece múltiples ventajas tanto a nivel medioambiental como económico:
- Reducción de la huella de carbono: la producción de Portland es responsable de alrededor del 8% de las emisiones globales de CO₂. Al reducir su uso mediante materiales alternativos, el hormigón verde puede disminuir su huella de carbono hasta en un 40-50%.
- Contribución a la economía circular: El uso de residuos industriales y agregados reciclados permite dar una segunda vida a materiales que de otro modo acabarían en vertederos, reduciendo la extracción de materias primas y fomentando la reutilización.
- Mejora en la eficiencia energética del edificio: puede ayudar a mejorar las prestaciones en aislamiento aportar una ligera mejora de eficiencia energética.
Desafíos y perspectivas futuras
A pesar de sus ventajas, el hormigón de bajas emisiones aún enfrenta algunos desafíos:
- Costes iniciales y percepción de rentabilidad a largo plazo: El precio del hormigón de bajas emisiones puede ser ligeramente superior al convencional, aunque esta inversión se compensa con mejor puntuación en certificaciones como BREEAM o LEED. Además el sector de los fabricantes está trabajando para reducir los costes y mantener precios de venta competitivos.
- Falta de estándares y normativas unificadas: Aunque la UE avanza en la regulación del sector, aún falta un marco estandarizado para su implementación masiva.
- Resistencia del sector a la innovación. Algunas empresas aún son reticentes a adoptar estos materiales debido a la falta de información o desconocimiento sobre su viabilidad estructural.
El futuro del hormigón de bajas emisiones en la construcción sostenible
El hormigón de bajas emisiones, dicho también “hormigón verde” o ·hormigón ecológico” representa una de las soluciones más prometedoras para reducir el impacto ambiental de la construcción. Su alineación con los principios ESG y la economía circular lo convierten en una opción estratégica para promotores, inversores y arquitectos que buscan mejorar la sostenibilidad de sus proyectos.
Si bien alcanzar una construcción con impacto neto cero es un reto complejo, las empresas del sector están avanzando en la reducción progresiva de sus emisiones, apostando por materiales de menor impacto ambiental sin comprometer la calidad ni la diversidad de aplicaciones constructivas.
Paralelamente, algunas empresas fabricantes, tanto de España como al extranjero, están desarrollando soluciones de hormigón de bajas emisiones, incorporando procesos de producción alimentados por energías renovables y materias primas recicladas. Estas innovaciones forman parte de una estrategia más amplia de descarbonización del sector de la construcción, alineada con los principios de sostenibilidad y economía circular.
Hoy por hoy, pensar en una construcción sin hormigón es inviable. Su versatilidad, disponibilidad y resistencia lo hacen el material más elegido en muchas tipologías constructivas. Sin embargo, eso no significa que no haya margen de mejora. Las empresas del sector están centrando sus esfuerzos en reducir las emisiones asociadas a su producción, desde el uso de cementos con menor porcentaje de clinker hasta procesos de fabricación con energías renovables. El reto no es eliminar el hormigón, sino avanzar hacia una construcción que combine funcionalidad con una selección de materiales cada vez más eficientes y con menor impacto ambiental.